Un Instante
Suavemente ella acarició su rostro, escurridiza e insinuante pasó por todo su cuerpo, los relámpagos contorneaban esa figura perfecta mientras el tiempo pasaba, de repente todo cambio, la suavidad se tornó en energía desbordante que alertó la llegada de tan esperado momento, el sonido ensordecedor de la noche hacía eco a los truenos que pasaban por ahí y todo este instante eterno quedó retratado en el firmamento; una noche más, un instante en el tiempo para despedir el día, la brisa acarició su rostro saludando la misteriosa noche.
El Llanero
Rodrigo Echeverry