Señor necesito humildad,

necesito ser yo mismo sin los halagos del ego, sin las trampas del reconocimiento.

Quiero, Dios mío,

huir de las celadas que me tiende el deseo vano de buscar méritos y recibir aplausos.
El ego es traicionero y se nutre de fantasías y delirios, el ego se alimenta de soberbia, nace del desamor y crea desamor.

Por eso Señor,

dame sencillez y enséname a ser un instrumento, nada más que un simple instrumento de tu amor.
Hazme comprender que el espacio el orgullo es un mundo de vértigo, de vanas apariencias y dolorosas experiencias.

Tú eres el artista y el alfarero y yo solo quiero ser una herramienta en tus manos. Púleme y modélame.
Con todos los dones que me diste puedo servir a muchos, pero mi entrega debe ser un ejercicio constante de humildad.

Por eso quiero aprender de la Virgen María y alabarte sin cesar porque eres tu quien hace maravillas en mí y en todos.

Gracias Señor.

Fuente: Oasis

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