Sankalpa de Swami Satyananda
Soy el niño invisible de los mil rostros del amor
Que flota sobre los torbellinos del mar de la vida
Rodeado de las praderas de los pastores alados
Donde el amor divino y la belleza
Impregnan la quietud de la cálida medianoche de verano
Con frecuencia la vida hiere mi cuerpo y mi mente
Y así se pueda ver mi sangre pasando
Y un grito pueda ser oído,
No se engañen con que ese pesar pueda morar en mi ser
O el sufrimiento en mi alma.
No habrá jamás tormenta alguna
Que pueda borrar el sendero a mis pies,
La dirección a mi corazón
La luz a mis ojos
O el propósito a esta vida.
Yo sé que soy intocable para las fuerzas
Mientras tenga una dirección, un anhelo, un objetivo:
Servir, amar y dar.
La fortaleza reposa en la exaltación de las secretas cualidades
De mi propia personalidad, mi propio carácter,
Y aunque soy sólo un mensajero
Yo soy yo.
Déjenme adornar muchos corazones
Y pintar mil caras con los colores de la inspiración
Y los suaves y silenciosos sonidos del valor.
Dejenme ser como un niño,
Correr descalzo por la selva
De personas risueñas y en llanto
Entregando flores de imaginación y asombro
Que Dios da sin cobrar.
¿Debo caer de rodillas
Y esperar que alguien me bendiga
Con la felicidad y una vida de dorados sueños?
No, yo correré en el desierto de la vida con mis brazos abiertos
Algunas veces cayendo, otras tropezando,
Pero siempre me pondré de pie,
Mil veces si es necesario,
Algunas veces feliz.
Con frecuencia la vida me quemará
Otras me acariciará con ternura
Y muchos de mis días los rondarán
las complicaciones y obstáculos,
Y existirán momentos tan bellos
Que mi alma llorará en éxtasis.
Yo seré un testigo
Pero jamás huiré
De la vida o de mí.
Jamás renunciaré a mi ser
O a las eternas enseñanzas que me he dictado
Ni dejaré que el valor de la inspiración divina y del ser se pierda.
Mi burbuja de arco iris me llevará
Más allá del horizonte
Para por siempre servir, amar, vivir como Sanyasi.