Quién soy?

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Cada uno de nosotros podemos darle un sentido, una dirección, un propósito a nuestras vidas y no simplemente dejar que sea la vida o otras personas quienes decidan y escojan nuestros destinos. Estamos acostumbrados a que las personas sean valoradas por lo que tienen, por lo que saben, por sus títulos, o  apariencia, y no por lo que realmente son, por sus valores internos, por su esencia.

Si nos vemos como seres que estamos en continua evolución, podríamos aprovechar al máximo todas las experiencias de vida. Si  las observamos sin hacer juicios, encontraríamos pautas para mejorar nuestros patrones repetitivos de comportamiento negativo; como también nos ayudaría, llevar las experiencias a nuestro interior para ser laboradas y que sea de allí donde nazca el discernimiento con respuestas sabias, en perfecto equilibrio para asumir circunstancias que de otra manera solo causarían desasosiego, confusión, o dolor en nosotros mismos o a las personas que nos rodean.

Cuando queremos hacer cambios internos solo podemos lograrlo si con amor, bondad y humildad nos observamos sin juicios para conocernos profundamente, honestamente vamos aceptando nuestras debilidades y fortalezas y a voluntad empezamos a hacer cambios desde nuestro interior.

No hay necesidad de correr o lograr resultados rápidamente, son procesos graduales en los cuales la velocidad no es lo importante sino la verdadera liberación de los lazos sutiles del ego, cuya ilusión siempre tratara de impedirnos que disolvamos sus fuertes ataduras. Podemos tomar las herramientas que otros nos entreguen en el camino pero nadie podrá recorrer el camino por nosotros, pues existe una senda que debemos recorrer con vivencias y experiencias propias, con nuestras creencias, un caminar único, el cual hemos ido modelando a través de nuestras diferentes vidas.

En nuestro recorrido no solo tendremos que trabajar con nuestra mente inquieta, inquisidora y rica en pensamientos, conocedora de nuestra forma de pensar y actuar, o quizás una mente que quiere siempre saber más y se embelesa con el conocimiento a través de los libros, los cursos y todo aquello que venga del exterior y que va creando una aureola, un status de sapiencia, pero son conocimientos que pueden ser repetidos a través de nuestra boca pero que no han alcanzado a ser asimilados o llevados a un nivel superior en el cual se conviertan solo en un estimulo para que sea nuestra sabiduría interna la que renazca en conciencia y fluya desde nuestro interior. Tenemos también las emociones, los sentimientos que fluyen como ríos ante cualquier circunstancias que vivimos y en la cual se reconocen la alegría el dolor, la tristeza y otros aspectos que fortifican o debilitan según sea su naturaleza

En nuestro camino tenemos mucho que aprender o reaprender, que purificar, valorar, ordenar, dejar, tomar o transmutar para poder sabiamente ir logrando una senda de luz que nos ayude a evolucionar en amor, tolerancia, paz que eleve nuestra conciencia y nos ayude a salir de los procesos de ignorancia, de sentimientos y emociones bajas que no nos permiten obtener la calma y la paz aún en medio de circunstancias adversas. Al elevar nuestra conciencia tendremos las bendiciones internas que nos guiaran a ser mas compasivos, bondadosos, para conducirnos por caminos de paz, amor y sabiduría. Podemos llegar a estas riquezas a través de la virtud en el pensamiento, la acción, a través de la oración, de la contemplación o la meditación, al silenciar nuestra “bulla” mental y emocional y aceptando con humildad que en esta vida, así como yo, todos nos encontramos en procesos de aprendizaje, no importa el nivel, solo que cada uno está caminando en el sendero que le corresponde.

Si permitimos que la paz, la sabiduría, el amor, la paciencia y todas las cualidades que emanan de nuestro interior sean las que gobiernen nuestras vidas, logrando una absoluta coherencia de nuestro ser interno expresado al exterior, fluiremos en sencillez y simplicidad como seres espirituales en constante evolución, despiertos, y en total agradecimiento con todo lo que se presenta en nuestras vidas, pues cada persona, cada situación, podrán enriquecernos y ayudarnos a no repetir patrones del pasado o a crear angustias de un futuro que no existe

Trabajar, vivir a través de nuestro ser interno no es fácil, observar mas allá de nuestros apegos, limitaciones, de nuestros propios pensamientos, creencias, o patrones y esquemas en los cuales hemos vivido siempre, no es fácil. Desprenderse, salir de ellos para empezar a liberarnos de todas las vestiduras egoicas, alimentadas en el orgullo, en temores, o a través de parámetros establecidos en nuestras memorias ancestrales, requiere de un verdadero anhelo a ser nosotros mismos, a ver realmente a través de nuestros ojos y a sentir a través de nuestros corazones; sin mascaras ni pretensiones, ni a través de los esquemas programados o ajenos que pueden velar o desviar al verdadero conocimiento los cuales crean una insatisfacción constante con deseos, intranquilidad y vulnerabilidad que nos impide percibir nuestra verdadera naturaleza en paz y felicidad. Cuando reconocemos el ego ilusorio podemos entonces a conciencia controlarlo y a voluntad, en compasión ponerlo a nuestro servicio.

Cuantas veces escuchamos la frase “lo que este mundo necesita es amor”, pero que difícil es sentirlo y entregarlo pues estamos condicionados a competir, a recibir, a poseer, donde la agresividad y el “me merezco que me des” es un sentimiento predominante. La falta de tolerancia, paciencia, comprensión y amor es presente y aun más triste ver estos comportamientos en los grupos llamados de crecimiento espiritual. El trabajo más arduo que tenemos es reencontrarnos a sí mismos, contar con nosotros mismos, seguir en nuestra búsqueda interna, sin la vanidad o prepotencia de los logros conseguidos sino con la humildad de ponerlos a beneficio y servicio nuestro y de los demás

La sabiduría no es la repetición de todos los conocimientos acumulados, de los archivos o bibliotecas guardadas y grabadas en nuestra mente pues no dejamos que la sabiduría fluya naturalmente, al usar como muletas la rica fuente de la mente racional por inseguridad; repetimos los lazos que conocemos en lugar de dejar que la sabiduría interna vuele libremente sin los limites que el marco mental egoico quiere imponernos. Si, los conocimientos son parte de nuestro caminar, pero, por que no intentamos soltarlos y permitimos que el corazón sea quien los reciba para que sean transformados en percepciones sutiles, experiencias de trasformación profundas de amor compasivo manifestadas en la dulce luz de la consciencia de tu ser interno!

Quizas, de vez en cuando deberíamos preguntarnos realmente quien soy y hacia donde quiero ir!

Con profundo amor,

Elizais

 

1 Response

  1. George says:

    Excelente, Sumo, Completo

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