Padre, Madre
Padre, Madre,
Tu me diste la luz para iluminar mi camino,
Tu me diste el corazón para sentirte y amarte,
Tu me diste la conciencia para
reconocerte y reconocerme en ti,
cuan pequeños creemos que somos
y cuan grandes somos a tus ojos
y cuan amados seguimos siendo en tu corazón.
Al cerrar mis ojos a esa mirada externa
y retornar a mi mirada interna,
cual gozo infinito en ti respiro,
espacio sin límites, sin estructuras,
ni juicios ni preguntas sin respuesta;
todo lo somos en ti, en tu imagen,
en tu semejanza, en tu amor infinito
por tu creación perfecta, por tu halito
inspirado en tu soplo genuino
de amor eterno, incondicional y perfecto.
El sentirte, el vivenciarte,
inspira mis talentos y engrandece mi existencia
y un gozo absoluto me envuelve ,
me cobija con la ternura
y la bondad
de un corazón que ama,
que todo lo es y todo lo emana.
Podría quedarme siempre
en esta estática en movimiento
sutilmente sostenida por ti por siempre,
pero consciente soy de mi entrega en flor,
consciente soy de que mi gozo sea siempre
el volver mi mirada, el abrir mis ojos y
retomar los caminos a recorrer;
retomar los momentos a comprender,
Que tu mirada endulce siempre nuestros corazones,
que tu sonrisa alegre sea la fuente del comienzo,
que la bondad de tu corazón fluya suavemente
y nos despierte de sueños profundos
a una realidad en Ti, siempre presente.
Consciente soy, de mi inconciencia
y de dar los pasos necesarios para crecer, permitirle a mi corazón renacer
y ser en mi y en todos aquellos corazones sedientos como el mio de volver.
Elizais