No olvides!
Servir con alegría, comprender que cada vez que ayudas a alguien estás agradando a Dios, ser misericordioso con tu hermano, abrir tu corazón a quien acude en tu socorro.
No olvides que Dios te ha colmado de gracias y bendiciones y que la mejor manera de retribuirle es compartiendo con amor todo ese potencial que hay dentro de ti.
Ama, sirve, perdona, levántate, sigue adelante por más obstáculos que se te presenten, no te des por vencido, recuerda que el poder y el amor de Dios están por encima de tus miserias.
Dios te llama por tu nombre, te recuerda sus promesas y te invita a luchar sin desfallecer, está en ti si logras salir victorioso. Que el Señor limpie y purifique tu alma
Aporte: Maria Elena de Reyes