La Iluminación
Yo, Milarepa, te hablaré de mi iluminación y como toda iluminación del Padre empezó cuando se me reveló que estaba peregrinando al más profundo de los abismos.
A esta iluminación siguió el desgarramiento de ver las máscaras de los personajes que buscaban sojuzgarme con sus voces, mi madre, mi hermana, mis parientes, que jugaban sus juegos de víctimas, victimarios, vengadores y que solo eran demonios que me tentaron al inenarrable sabor del dolor.
Hasta que en esos personajes me vi a mí mismo. ¿Y qué vi? Un monstruo que aspiraba a las más altas jerarquías demoníacas.
La iluminación me pidió́ que renunciase al sabor del dolor que tanto me excitaba. Y le contesté a la iluminación: “Renunciar al dolor es renunciar a la magia negra con la que pude cumplir la justa venganza. ¿Cómo hacerlo sin traicionar a ese poderoso ser que me había otorgado tal poder?”.
La iluminación me mostró que me había convertido en un hechicero caníbal que aumentaba su poder devorando el alma de sus muertos y me siguió mostrando que el devorador era devorado por sus propios demonios.
La visión del horror me llevó a la búsqueda del santo dharma, ese camino interior que la iluminación me señaló conduciendo al Padre.
“¿Qué se necesita para seguir ese camino?”, le pregunté desesperado a la iluminación.
“La sinceridad con uno mismo y un gurú que te guíe”, me respondió la iluminación.
Así llegué a Marpa, o Marpa llegó a mí, que es lo mismo, y el gurú me fue llevando al encuentro de mi propio dharma, la verdadera conciencia en donde se disuelven todas las contradicciones demoníacas.
La prueba a la que me sometió el gurú fue confirmar la sinceridad de la entrega y la penitencia era ir disolviendo en la contemplación de la Luz los personajes enraizados en el inconsciente kármico. Después de una ardua lu- cha la carga que me impedía el camino fue quedando atrás y la iniciación consistió en la apertura de la conciencia individual a la Conciencia Suprema.
El vínculo con el maestro requiere un compromiso absoluto porque solo así se puede escuchar el sonido que llama al despertar de la sabiduría.
Ya no hay más realidad afuera, solo el sonido interior que despierta a la sabiduría. ¿Qué es la sabiduría? El desapego de la dualidad del plano y el renacer de buddhi.
Entonces buddhi se convirtió en el gurú interno que me advertía de lo que quería atraparme, seducirme, y con su luz espantaba a los demonios que querían detenerme.
La meditación se convirtió en el estado natural y la soledad en el retiro interior donde el alma se entregó al Padre.Ya nada pudo interferir a mi alma.Como canal del Padre serví a las almas y este servicio consistió únicamente en ayudarlas a encontrar su propio dharma.
El estado último, el Nirvana, es El Padre en uno, cualquiera sea el lugar donde se esté́ y se haga lo que se haga. Ahora ya me había convertido en la iluminación que me iluminó en el recorrido de mi camino.
Maestro Milarepa
Aporte: Jorge Enrique Garces