La Araña y el Aprendiz
Una historia tibetana cuenta que un estudiante de meditación, mientras meditaba en su habitación, creía ver a una araña descendiendo en frente de él. Cada día la criatura amenazadora volvía, creciendo más y más cada vez. Tan asustado estaba estudiante, que fue donde su profesor a contarle su dilema.
Le dijo que planeaba colocar un cuchillo en su regazo durante la meditación, así cuando apareciera la araña la mataría. El profesor le aconsejó en contra de este plan. En su lugar, le sugirió que trajera un pedazo de tiza a la meditación, y que cuando apareciera la araña, marcara una X en vientre de la araña. Y que luego le contara.
El estudiante volvió a su meditación. Cuando apareció la araña otra vez, se opuso al impulso de atacarla, e hizo lo que el maestro sugirió. Cuando más tarde fue a contarle al maestro como le había ido, el profesor le dijo que se levantara su camisa y mirara su propio vientre. Ahí estaba la X.
Lo que quiere decir este cuento budista es que muchas veces somos nosotros los mismos que impedimos ser felices. Nuestras costumbres, nuestras ideas, nuestras experiencias, nuestros miedos o nuestra educación son muros difíciles de traspasar cuando queremos crecer como persona. Darse cuenta de eso, es el primer paso para que desaparezcan nuestras barreras.