El Centro Tranquilo
Les adjunto la copia de esta interesante entrevista realizada a Kenneth Wapnick, el cual fue un estudiante comprometido del curso desde aproximadamente el año 1973.
Extracto de una entrevista hecha por Susan Dugan a Ken Wapnick durante una visita a la Fundación para Un Curso de Milagros en Temécula (California) en el año 2010. Enlace en inglés: http://www.foraysinforgiveness.com/the-quiet-center-an-interview-with-ken-wapnick
Susan Dugan: […] debo decir que al sentarme en la presencia de Ken sentí una sanación en un modo que es difícil de describir. Él ofrece el regalo de su completa y firme atención, y parece escuchar más profunda y cuidadosamente que los cientos de personas que he entrevistado a lo largo de los años. Sus respuestas resonaban con la verdad, y eso me llevó a la decisión de publicarlas íntegramente (excepto ediciones menores y para la reestructuración de la fluidez del texto) en lugar de ir tejiendo usando citas aisladas dentro de una narración, como normalmente hago.
Comienzo de la entrevista:
¿Cómo evitas hacer de tu rol de maestro del Curso algo especial?
Es la diferencia entre forma y contenido. Una línea que siempre me gusta citar es donde Jesús dice: “No enseñes que morí en vano. Enseña, más bien, que no morí, demostrando que vivo en ti” (T.11.VI.7.3-4). Enseñar es demostrar y en lo que tú quieres enfocarte es en hacerte lo más libre del ego como sea posible y entonces cualquier cosa que hagas será gozosa, sea que estés enseñando el Curso, siendo un padre, lavando los platos, escribiendo un ensayo, o dando un paseo. No hay ninguna diferencia.
Así es como te alejas de la especialidad de la forma. Porque ¿sabes qué?, es realmente una seducción. Pensar que lo que yo estoy haciendo es importante porque estoy enseñando Un Curso de Milagros. Bueno, ¿por qué es esto diferente a construir un hotel o criar niños o cualquier otra cosa? Entonces cuando te alejas de la forma, el contenido siempre va a ser el mismo.
Existe esa frase encantadora en el Curso acerca del centro tranquilo. Y aunque la imagen no se utiliza, está implícito que si tú piensas en el centro de una rueda, existe ese centro de quietud donde tú vives y los rayos que emanan del centro son los varios roles que llevas a cabo: esposa, maestro, madre, etc. Los rayos no son importantes. Lo que es importante es que permanezcas en ese centro de quietud y que el amor que está ahí empape todo lo que hagas; ya sea que estés enseñando el Curso o estés jugando con tus nietos. En cierto sentido todo debería ser lo mismo; y en la medida en que tú reconozcas que no es lo mismo, entonces reconoces que todavía tienes trabajo que hacer. Ahí es donde el proceso se presenta.
Es realmente una trampa cuando te dejas seducir por la forma y piensas que la forma es algo. Tú enseñas el mensaje de Jesús viviéndolo, no sermoneándolo. A menudo he dicho que tú puedes dar un magnífico taller de trabajo con solamente leer la guía telefónica, y si tú la lees con amor y ese amor empapa todos los nombres que tú lees, entonces lo estás enseñando. No importa que domines la teología correctamente o la dinámica del ego de una manera perfecta. Cualquiera puede aprenderla, memorizarla. Pero no es así como tú enseñas. No es así como la gente aprende.
¿Entonces es acerca de utilizar las cosas que parecen surgir en tu vida y perdonarse uno mismo por hacerlas especiales?
Sí. Cuando tú recuerdas tus años de escuela primaria lo que tú recuerdas no son las cosas que los maestros te enseñaron. Tú recuerdas aquellos maestros que fueron malos y aquellos que fueron amorosos; tú realmente no recuerdas cómo te enseñaron a leer, a escribir o a hacer aritmética. Los maestros que sobresalen en tu mente años más tarde, son los maestros que fueron amables o los que fueron crueles. Eso es lo que significa ser un maestro —que tú demuestras— ya sea que estés enseñando cómo criar niños o aritmética. La línea del Texto que yo también cito frecuentemente acerca del Año Nuevo: “Haz que este año sea diferente al hacer que todo sea lo mismo” (T.15.XI.10.11). Todo es lo mismo.
Tú te encuentras constantemente con muchas personas que quieren muchas cosas de ti. ¿Cómo manejas esto?
Nuevamente, si tú realmente te enfocas en ese centro de quietud y no te identificas con los rayos. Ya sea que alguien te diga que fue una clase magnífica o que fue terrible y aburrida, o alguien te hace la misma pregunta una y otra vez.
A mí me preguntan frecuentemente cómo soporto el enseñar lo mismo una y otra vez. La gente escucha las grabaciones que hice hace 25 años y es básicamente lo mismo. Y algunas veces hago un chiste: puedo decir lo mismo una y otra vez porque yo no me escucho a mí mismo. Pero realmente es porque siempre es por primera vez. Entonces, si alguien “demanda” algo, la persona está hablando conmigo por primera vez. De otra manera no podría hacer lo que hago. Todo es por primera vez.
Y ciertamente tú no te tomas personalmente lo que la gente dice. Aprendes eso en la escuela de posgrado de la psicoterapia; dado que los pacientes están constantemente proyectando, ellos o te aman o te odian. De cualquier manera no tiene nada que ver contigo. Cuando tú te conviertes en una figura pública, el truco es permanecer en ese centro de quietud. Yo quiero ayudar a la gente a ser más feliz, tranquila y amable, pero eso no es por lo que uno se define a sí mismo. Uno se define a sí mismo por ese centro de quietud, y entonces, independientemente de lo que la gente haga o dejen de hacer, tú sólo tratas de estar presente.
He leído que en los días iniciales del Curso, Helen, Bill y tú, así como otros, pedíais guía específica a Jesús o al Espíritu Santo en cuanto a, por ejemplo, cómo llevar el Curso al mundo. ¿Cómo tu experiencia de pedir ayuda a Jesús o al Espíritu Santo ha cambiado a través del tiempo?
Bueno, para ser honesto Helen y Bill estaban muy acostumbrados a pedir ayuda muy específica: en qué esquina de la calle se debían parar para conseguir un taxi, lo cual no es una hazaña pequeña en la ciudad de Nueva York. Y ellos eran muy, muy buenos en eso de conseguir taxis en la hora donde más tráfico había; podía inclusive estar lloviendo. Y yo nunca me sentí cómodo con eso. Podía hacerlo y lo hacía, pero eso nunca me pareció muy genuino. Y como tú me has escuchado decir, el panfleto el Canto de la Oración surgió por esto. Así que pienso que lo que ha evolucionado no es tanto mi entendimiento sino más bien la forma en que hablo acerca de ello. Nunca fue algo que yo hubiese hecho antes de conocer a Helen y Bill, y sólo pareció ser una manera de circunscribir esa presencia interna.
Un mensaje que cito frecuentemente de Jesús es cuando le dijo a Helen que estaba tratando de hacer su amor más manejable. Era una manera de manejarlo a él. Yo solía decir muchas veces que en vez de preocuparse acerca de qué voz es la que se está escuchando y qué es lo que debe decirte la voz, por qué mejor no preguntar qué debes de hacer para remover los bloqueos para así escuchar mejor la voz. Así que no es que pedir por asuntos específicos no sea válido o que no te pueda ayudar, pero a largo plazo no es a donde tú quieres llegar. Eso solamente te va a ayudar a vivir mejor en el mundo. Yo sabía que Helen tenía un conocimiento más profundo, y Helen sabía que tenía un conocimiento más profundo; pero eso era simplemente parte de su disfraz.
¿Tuviste alguna confusión de niveles en las etapas tempranas, o todo tuvo sentido para ti desde el principio?
Creo que todo tenía sentido desde el principio. Recuerdo que una vez Helen le preguntó a Jesús por qué yo no tenía problemas con todo esto y su respuesta fue que porque no había tiempo para ello. Y de hecho, no lo había. Yo no podría haber hecho o hacer todo lo que hago. Nunca fue un problema.
¿Cómo la singular práctica del perdón del Curso cambió tu vida, tus relaciones?
Sinceramente, no creo que lo haya hecho. Yo nunca fui una persona de enojos. No pienso que algo realmente cambiara. De lo que el Curso me proveyó fue de un contexto específico para lo que ya estaba experimentando, pero realmente nunca fue una cuestión para mí. No es que yo no cometiera errores, pero no guardaba rencor y no estaba enojado, incluso de chico. Tuve algunas experiencias con mis padres en las que me alteraba; ya sabes, la típica adolescencia. Pero nunca llegaba más allá. Nunca me aferré a los desacuerdos; no tenían importancia.
¿Experimentaste algún deshacer? ¿Sientes que viniste a este mundo en un estado de mente sanada?
Yo tuve cuestiones, tuve problemas. Miro hacia atrás en mi vida y veo la diferencia. Pero para cuando vi y leí el Curso por primera vez, era como si lo estuviera leyendo desde dentro. Y aunque yo ciertamente no habría dicho las cosas en la manera en que el Curso las dice, cuando lo leí yo entendía que eran ciertas.
Yo no tengo una sensación de proceso (con UCDM). Creo que para mí el proceso ocurrió antes. Mi gran maestro espiritual fue Beethoven. Empecé a escuchar su música en la escuela secundaria y ese fue mi maestro. Yo sentía algo en su música, dentro de lo cual yo estuve creciendo durante cierto tiempo. Esto era muy claro para mí desde la escuela secundaria, la universidad, el posgrado y más allá. Lo que era más importante para mí que ninguna otra cosa en mi vida —mi educación, mi trabajo, mi primer matrimonio— era acercarme más y más a lo que yo sentía que era el corazón real de su música. Estaba muy claro que era un proceso de escuchar su música una y otra vez y escuchar su proceso.
El ego se fue justo al final de su vida: tú no podrías saberlo por su vida pero puedes escucharlo especialmente en los últimos cuartetos. Así que en ese punto vi mi vida por completo como un proceso de crecer en esa música hasta que me sentí uno con ésta. Cuando la escuché por primera vez en la escuela secundaria yo sabía que todavía no estaba ahí, así que ese era el viaje. Así que esa parte del viaje fue completada para el tiempo en que vi el Curso por primera vez. Después de esto fue como una especie de cristalización de todo lo que yo sabía que era cierto.
¿Qué se siente al estar básicamente en paz todo el tiempo?
Realmente agradable.
¿Es difícil relacionarse con los problemas de las otras personas?
No, en absoluto. El primer trabajo profesional que tuve y en el que más disfruté fue trabajar con niños perturbados en el sistema escolar. Realmente disfruté el trabajar con personas psicóticas. Podía entrar en su sistema de pensamiento. Era como entrar en sus aguas pero manteniendo un pie en tierra firme. Yo siempre podía relacionarme. Podía escuchar, podía entender, y podía ayudar guiándoles a través y fuera de ello.
De hecho, te hace mucho más empático y compasivo porque no hay necesidades que se estén imponiendo. Y otra cosa que viene muy bien —porque yo estoy muy, muy ocupado— es que te ayuda a hacerte muy, muy eficiente en el tiempo porque no hay nada interfiriendo. No hay conflicto. Si hay una pila en mi escritorio, si hay llamadas que hacer, simplemente lo hago. A menudo todo sucede a la vez. Tu vida se vuelve más fácil. Completas muchas más cosas. Y te permite ser más compasivo porque realmente puedes escuchar el dolor de la gente y en cierto modo tocarlo y tratar de ayudar sin nada que esté interfiriendo.
Todavía soy bastante nueva en el Curso y mucho más en enseñarlo. Me siento muy contenta y presente cuando escribo, enseño o simplemente dedicándole mucho tiempo al material. Entonces algo parece surgir de la nada y siento que no soy amada ni consigo amar. Mi autoestima se desploma y me convierto en un desastre. ¿Puedes hablar de lo que está sucediendo cuando el ego contraataca?
Yo creo que es un ejemplo de una experiencia muy común que casi todo el mundo tiene independientemente de su camino espiritual y es que mientras más y más seria te vuelvas en cuanto a dejar ir a tu ego, la parte de ti que se identifica con el ego se aterroriza. Jesús dice que cuando tú tomas su mano en el viaje el ego toma represalias. Él dice en el mismo pasaje que él está más allá del ego así que cuando tú tomas su mano, vas a ir más allá del ego. Así que parte de ti todavía cree que tú eres Susan, y todas las cosas que entran dentro de la fabricación de Susan, aunque no todas sean placenteras, son confortables. Entonces se torna aterrador y eso es cuando el amor se vuelve odio y la paz se vuelve miedo y comienzas a atacarte a ti misma o a otros.
Es muy importante entender esto y, mientras trabajes con este material, debes de tener un respeto saludable para con el ego, lo que significa un respeto saludable por tu propia identificación con el ego. Porque si no lo haces, vas a ser atacado por sorpresa por tu lado ciego: aquí estoy yo, enseñando y escribiendo y sintiéndome tan gentil y amoroso y… ¡boom!, recibo un golpe en la nuca. Y eso no debería ser una sorpresa después de un tiempo. Cuando suceda, simplemente di: “oh, eso es lo que ha sucedido, eso es lo que hacen los egos”.
Ya sabes, es sólo un libro. Los libros son inofensivos; no es nada. Es cuando te lo tomas en serio cuando entonces se convierte en un problema. No se trata de descartar a tu ego. Se trata de respetarlo, pero no de darle un poder que no tiene.
Algunos maestros de Un Curso de Milagros se presentan a sí mismos como despiertos. ¿Existe un peligro inherente en esto?
Yo considero que por lo general las personas que están realmente despiertas no hablan acerca de ello. Soy un poco suspicaz con la gente que dice que está despierta; quiero decir, ¿por qué habrías de hacer esa afirmación? Tú simplemente dejas que tu vida hable por ti. Yo no creo que Jesús dijera que él estaba iluminado. Eso no significa que no pueda haber alguien que esté iluminado y que diga que ella o él lo está, pero como regla general, creo que tenderías a no hablar de ello.
Podemos perder de vista el proceso si nos enfocamos en estar despiertos. Cuando la gente hace esa afirmación tiende a inducir especialismo y engendra separación. De hecho, tú simplemente haces lo que haces, y detrás de lo que hagas está esa conciencia que dice que todos somos lo mismo. Debes enfocarte en el proceso, porque de otra manera estás saltando pasos.
¿Qué les dirías a los estudiantes/maestros del Curso que creen que ellos/nosotros pueden experimentar la paz mental (en cierto sentido regresar directamente a Dios/Unicidad) sin practicar el perdón del Curso en nuestras relaciones?
Al leer el Curso resulta obvio que es un proceso de trabajo duro y tú tienes que practicar y practicar y practicar. Yo sería muy suspicaz con la gente que afirme que están iluminados y con la gente que afirme que ellos simplemente pueden ir directamente a su mente recta. Yo diría que el 99,999 % del tiempo están en negación. No es que no pueda funcionar de vez en cuando, pero no puedes hacer eso a menos que estés libre del ego, y si estás libre del ego, entonces no necesitas del perdón. El Curso deja claro que esto es una práctica y un proceso. Estamos en un mundo de tiempo. Soy cauteloso con la gente que dice que no tienes que ocuparte del ego, porque si tú dices eso ya lo has hecho real al decir que no vas a ocuparte de él.
La gente frecuentemente te pregunta en los talleres acerca de sus relaciones y problemas personales. El Curso parece estar guiándonos a llevar tales preguntas a nuestro amoroso maestro interno. ¿Existe algún peligro de que los estudiantes se vuelvan dependientes de respuestas en la forma externa, dependientes de ti?
Obviamente es un peligro. Pienso que lo que lo hace que esto esté OK es que yo no fomento eso ni me identifico con eso, pero considero que hasta cierto punto es una ayuda en las etapas iniciales, al igual que un niño que tiene que comenzar dependiendo de sus padres. Un niño no va a crecer y aprender si ella o él no depende de los padres. Pero en algún momento los padres dejan ir a los niños, y hay un problema si los padres no hacen esto. Y yo ciertamente soy consciente de esto después de haber ejercido terapia por muchos años.
La gente fácilmente va a proyectar tanto lo bueno como lo malo en mí, pero yo no fomentaría la dependencia de nadie. Ciertamente yo les diría a algunas personas que, si yo puedo ser de ayuda para ti, ¿por qué no me preguntas? Hay una línea en el Curso que en efecto dice que el objetivo de cualquier maestro es hacerse a sí mismo innecesario. Tú no quieres que la gente dependa de ti una vez que sean capaces de ir por sí solos. Es un peligro, pero no creo que sea un problema.
¿Tienes que establecer límites con tus estudiantes? Si es así, ¿cuándo y cómo?
Nada es correcto o equivocado per se. Hay veces en las que realmente tienes que establecer límites muy estrictos y otras veces en las que hay que darle a la gente más soltura. Con algunas personas establecer un límite no sería de ayuda. A otras personas sí las detengo. Es algo que tienes que sentir cuándo sería amoroso y cuándo no. Ser firme a veces es la cosa más amorosa que puedes hacer; otras veces no lo es. Es lo mismo que con los niños. A veces pasas por alto algo que el niño hace; otras veces se necesita ser muy claro. Es difícil de saber sin sentirlo desde dentro. Pero si comienzas a sentirte acosado entonces tienes que poner límites porque, de lo contrario, estás tratando con una sensación de sacrificio y eso no es de ayuda. Si no puedes dar libremente, entonces no lo hagas.
Entonces, en general, ¿tu consejo a aquellos de nosotros que estamos comenzando a enseñar es el ser en lo más posible esa presencia amable y amorosa y tratar de sacar al ego del medio para así escuchar lo que pueda ser de más ayuda para la gente?
Sí. Hay un problema, también, con el exceso de humildad. Si tú tienes la habilidad de ayudar a la gente y no la usas, entonces no es de ayuda. Si tú tienes alguna información o experiencia o hay algo en ti como persona que podría ser de ayuda, el retenerlo y decir “bueno, yo soy realmente lo mismo que tú eres”, aunque sea verdad en el nivel del contenido, no es verdad en el nivel de la forma. Así que retener una habilidad que pueda ayudar a la gente, sería tonto y cruel.
La idea es que tú no te identifiques con eso, tal como habíamos estado hablando antes. Esa es la clave. No te identificas con lo que haces o con lo que la gente diga de ti, te identificas con el amor que sientes en ese centro de tranquilidad. Ahí es donde uno siempre quiere estar, y desde ahí dejar que los rayos se desplieguen hacia fuera.
El centro tranquilo
Kenneth Wapnick
Aporte: Alicia Saa