Círculo Celta del Arraigo
Amanezco hoy
por la fuerza del cielo, la luz del sol,
el resplandor de la luna,
el esplendor del fuego,
la velocidad del rayo,
la rapidez del viento,
la profundidad del mar,
la estabilidad de la tierra,
la firmeza de la roca,
Amanezco hoy
por la fuerza secreta de Dios que me guía.
En la poesía celta se resalta el color, la fuerza, la intensidad y belleza de la naturaleza. En sus bellos versos se reconoce el viento, las flores, las fuertes olas golpeando en los arrecifes, su conocimiento de los cuatro elementos; su espiritualidad que venera la luna y adora la fuerza vital del sol.
Por su profunda conexión con la naturaleza, ésta era una presencia y una compañera en su diario vivir. Muchos antiguos dioses celtas estaban próximos a las fuentes de la fertilidad y la naturaleza quien les daba el alimento con la cual sentían su mayor agradecimiento, arraigo y afinidad.
En la poesía natural celta podemos sentir a través de la sencillez de sus palabras su calidez, su armonía con cada elemento que los rodean, su asombro ante cada maravilla que el universo les entrega y un profundo sentido de pertenencia.
Cada día es un viaje. Salimos de la noche al día. La creatividad nace en ese umbral primero donde la luz y las tinieblas se prueban y se bendicen entre sí. Solamente encuentras equilibrio en la vida cuando aprendes a confiar en el fluir de este ritmo antiguo. Asimismo, el año es un viaje con el mismo ritmo. Los celtas eran profundamente conscientes de la naturaleza circular de nuestro viaje. Salimos de la oscuridad del invierno a la promesa y la efervescencia de la primavera. En definitiva, la luz es la madre de la vida.
Donde no hay luz, no hay vida. Si el ángulo del Sol se apartara de la Tierra, desaparecería la vida humana, animal y vegetal que conocemos. El hielo cubriría la corteza. La luz es la presencia secreta de lo divino. Mantiene despierta la vida. Es una presencia nutricia. Despierta el calor y el color en la naturaleza. El alma despierta y vive en la luz. Nos ayuda a vislumbrar lo sagrado en lo profundo de nuestro ser.
Cuando los seres humanos empezaron a buscar el significado de la vida, la luz se convirtió en una de las metáforas más vigorosas para expresar su eternidad y hondura. En la tradición occidental, como en la celta, se suele comparar el pensamiento con la luz. Se consideraba que el intelecto, en su luminosidad, era el asiento de lo divino en nuestro interior. Cuando la mente humana empezó a explorar el siguiente gran misterio de la vida, el del amor, también utilizó la luz como metáfora de su poder y presencia. Cuando el amor despierta en tu vida, en la noche de tu corazón, es como un alba en tu interior. Donde había anonimato, hay intimidad; donde había miedo, hay coraje; donde reinaba la torpeza, juegan la gracia y el donaire; donde había aristas, ahora eres elegante y estás en sintonía con el ritmo de tu yo. Cuando el amor despierta en tu vida, es como un renacer, un comienzo nuevo.
Extraídas del Libro “ANAM CARA”
Círculo Celta Del Arraigo
John O´Donohue
Libro de la sabiduría Celta