Amar a tus hijos!
En un día tan especial como hoy en el silencio de mi meditación fluye la imagen de nuestra Madre que con su ternura viene a recordarnos el regalo tan grande que recibimos de nuestro Padre cuando nos bendice con la maternidad.
Cuando somos madres no podemos olvidar que internamente hemos asumido responsabilidades ante esos seres que llegan a nuestro vientre y que algún día deberán volar en amor y libertad con todas las estructuras que hayamos podido sembrar en ellos para que sean unas personas seguras aun en las tempestades, fuertes cuando sea necesario, capaces de ir a su interior y buscar en serenidad, la luz sabia que los guie y la palabra justa que no atropelle a nadie, y lo más importante que en sus corazones siempre more el amor por ellos mismos para que sean capaces de amar, ser comprensivos y bondadosos con los demás.
Quisiera hacerte una petición muy especial Madre Celestial por aquellas madres que han perdido el amor en algún momento de sus vidas por sus hijos y han permitido que en sus corazones solo more el egoísmo, la falta de dulzura, y ternura, y olvidan que jamás podremos amar a Dios, si en nuestro corazón no hay amor por nuestros hijos, quienes nos fueron entregados por el Creador para que fuéramos su fuente de nutrición, cuidado y guía en su caminar en esta vida. Cada hijo es un ser único y especial y el amor hacia ellos en nuestro corazón debe ser único e incondicional.
Te pido Madre amada que intercedas por las necesidades de todas las madres con sus hijos, que nos enseñes el camino, las palabras y actos correctos para guiarlos y que nuestro corazón no flaquee ante las situaciones que sus almas deban recorrer, pues eres tú, el mejor ejemplo de amor puro e incondicional, que aceptaste y acogiste en tu seno a tu amado hijo, que jamás dejaste de apoyar y cuidar a ese ser maravilloso, que sabías tenía que recorrer un camino difícil para entregarnos su único mandamiento, su única verdad, el AMOR.
Manifestemos el amor a Dios amando a nuestros hijos, como la Madre María amo a su hijo Jesús!
Elizais