Albert Einstein
“El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.”
Se le considera el científico y físico más influyente del siglo. Descubrió varias teorías, siendo la más famosa su teoría de la relatividad. Fue el inventor también de la bomba atómica, aunque siempre defendió el pacifismo.
“El hombre es, a la vez, un ser solitario y un ser social. Como ser solitario, procura proteger su propia existencia y la de los que estén más cercanos a él, para satisfacer sus deseos personales, y para desarrollar sus capacidades naturales. Como ser social, intenta ganar el reconocimiento y el afecto de sus compañeros humanos, para compartir sus placeres, para confortarlos en sus dolores, y para mejorar sus condiciones de vida.”
Einstein se declaró agnóstico, a la vez que rechazaba la etiqueta de ateo. Dijo que creía en el Dios panteísta de Baruch Spinoza, pero no en un dios personal, una creencia que criticó. Einstein creía en un dios que se revela en la armonía de todo lo que existe, no en un dios que se interesa en el destino y las acciones del hombre. Deseaba conocer cómo Dios había creado el mundo.
“La más bella y profunda emoción que nos es dado sentir es la sensación de lo místico. Ella es la que genera toda verdadera ciencia. El hombre que desconoce esa emoción, que es incapaz de maravillarse y sentir el encanto y el asombro, está prácticamente muerto. Saber que aquello que para nosotros es impenetrable realmente existe, que se manifiesta como la más alta sabiduría y la más radiante belleza, sobre la cual nuestras embotadas facultades sólo pueden comprender en sus formas más primitivas. Ese conocimiento, esa sensación, es la verdadera religión.
Mi religión consiste en una humilde admiración del ilimitado espíritu superior que se revela en los más pequeños detalles que podemos percibir con nuestra frágil y débil mente.
Si siempre se hacen las cosas de la misma manera, siempre se obtienen los mismos resultados, pero si queremos que pase algo diferente, obtener otros resultados, debemos hacer las cosas de manera diferente.
No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”
“Estoy absolutamente convencido que ninguna riqueza del mundo
puede ayudar a que progrese la humanidad.
El mundo necesita paz permanente y buena voluntad perdurable”.