Meditar…

“A medida que se practica la meditación, es posible tener toda clase de experiencias, tanto buenas como malas. Se pueden experimentar estados de dicha, de claridad o de ausencia de pensamientos. En cierto modo estas experiencias son muy buenas, y son señal de progreso en la meditación. Cuando se experimenta dicha es señal de que el deseo se ha disuelto temporalmente. Cuando se experimenta un estado de ausencia de pensamiento, es señal de que la ignorancia ha muerto temporalmente. De hecho las experiencias son buenas, pero si uno se apega a ellas pueden convertirse en obstáculos.

Las experiencias en sí no son la realización, pero si permanecemos libres de apego a ellas, se convierten en lo que en realidad son, es decir, materiales para la realización.”

En las enseñanzas de Buda, decimos que hay tres cosas que hacen la diferencia entre que tu meditación sea una mera forma de traer reposo, felicidad y paz temporal o de llegar a ser una causa poderosa para tu iluminación y la de otros. Nosotros las llamamos: “Bondad al Comienzo, Bondad en el Medio y Bondad al Final.”

La Bondad al Comienzo brota fundamentalmente de estar consciente de que todos los seres conscientes y con percepciones (sintientes) tienen la naturaleza de buda como su esencia interna, y que el realizar esto es estar libre de la ignorancia y finalmente, ponerle una terminación al sufrimiento. De forma que cada vez que comenzamos nuestra práctica de meditación, somos movidos por esto y nos inspiramos a nosotros mismos con esa motivación para dedicar nuestra práctica y nuestra vida, a la iluminación de todos los seres en el espíritu del rezo que todos los budas del pasado han rezado:

Por el poder de la verdad y esta práctica:

Que todos los seres tengan felicidad y causa para la felicidad;

Que todos los seres estén libres de tristeza y de la causa de la tristeza;

Que todos los seres nunca estén separados de la felicidad sagrada que no tiene tristeza;

Que todos vivan en ecuanimidad, sin mucho apego y sin mucha aversión,

Y que vivan creyendo en la igualdad de todo lo que vive.

La Bondad en el Medio es la preparación de la mente con la que nosotros entramos en el corazón de la práctica, una práctica inspirada por la realización de la naturaleza de la mente, de la cual surge una actitud de desapego, libre de referencias conceptuales de cualquier cosa y una consciencia de que todas las cosas son inherentemente vacías, ilusorias y como sueños.

La Bondad al Final es la forma en la que nosotros cerramos nuestra meditación, indicando todos sus méritos, y rezando con gran fervor: “Que cualquier mérito que surja de esta práctica vaya hacia la iluminación de todos los seres; que llegue a ser una gota en el océano de la actividad de todos los budas y su trabajo incansable por la liberación de todos los seres.” El mérito es el poder y el beneficio positivo, la paz y la felicidad que irradia de tu práctica. Dedicas estos méritos para el máximo beneficio a largo plazo de los seres, su iluminación. En un nivel más inmediato, los dedicas a que haya paz en el mundo, y que dada uno pueda estar completamente libre de apegos y enfermedades y experimente una salud total y una felicidad permanente. Entonces, realizando la naturaleza ilusoria y aparente de la realidad, reflexionas en cómo en el sentido más profundo, tú, quien estás dedicando tu práctica, aquellos a quien tú estás dedicándola, e incluso el mismo acto de dedicar, son todos inherentemente vacíos e ilusorios. Esto, se dice en las enseñanzas, que sella la meditación y asegura que ninguno de sus poderes puros se esfumen, de forma que asegura que ninguno de los méritos de tu práctica nunca se pierdan.

Estos tres principios sagrados – la habilidad de obtener una motivación, una actitud de desapego que asegura la práctica, y una dedicación que la sella – son los que hacen tu meditación realmente sea iluminada y poderosa. Ellos han sido bellamente descritos por el gran Maestro Tibetano Longchenpa, como “el corazón, el ojo y la fuerza de la vida de la práctica verdadera.” Como Nyoshul Khenpo dice: “Para lograr una completa iluminación, no es necesario nada más que esto, pero está incompleta cuando hay menos que esto.”

Por Sogyal Rimpoché
Del Libro Tibetano de la Vida y la Muerte

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