Bondad y Compasión
Dijo Rabi Arie Leib de Gur: La bondad necesita ser cuidada, que no se expanda en demasía.
¿Por qué esto es así? No sólo porque todo exceso es malo, sino porque la bondad por su naturaleza, desea proyectarse y expandirse indefinidamente sin ningún tipo de limitaciones; corriendo el riesgo de provocar que de tanta bondad logremos el efecto opuesto a aquello que deseamos obtener …
Es por este motivo, que toda relación en la cual el amor y la bondad son los sentimientos que mayormente se manifiestan, requiere necesariamente de sanos límites que enmarquen la proyección de dicho amor y de dicha bondad, de modo tal que se pueda fortalecer y construir la relación a largo plazo, en lugar de atentar en contra de ella.
Y en este sentido, el sistema espiritual que propone el Judaísmo, contiene a la dinámica perfecta para poder entrenarnos en ello, pues es a través de los preceptos de acción que proyectamos bondad y amor sobre nuestros semejantes, siendo a través de los preceptos de inacción que nos entrenamos en enmarcar las cosas para así no excedernos, colocando en el lugar justo los frenos de contención.
Por último es importante recalcar, que no importa cuál sea nuestra intención cuando proyectamos nuestro amor, sino cuál es el efecto que ello causa en nuestros semejantes … pues así como una madre sobreprotectora puede llegar a contribuir negativamente con la formación y educación de su hijo, en todos los ámbitos de nuestra vida tenemos que aprender a manejar correctamente este sistema de “pesos y contrapesos”, logrando la plenitud, bendición y armonía que todos con tanto énfasis buscamos y queremos.
Dijo Rabí Yaacov Yosef de Polnae: Cuando Hashem desea proyectar su compasión sobre una persona, hace que se genere una situación en la cual dicha persona pueda proyectar su compasión sobre su semejante, y una vez que dicha compasión fue “despertada”, la misma se proyectará también sobre dicha persona.
Y si tuviesemos esto presente de manera constante, no sólo que no buscaríamos escaparnos de aquellas oportunidades que se nos presentan de poder ayudar a nuestros semejantes, sino que por el contrario, nos sentiríamos felices de poder ayudar y poner de manifiesto nuestra compasión sobre ellos, sabiendo que mediante ellos estamos permitiendo que la compasión de Hashem se proyecte sobre nosotros.
Y como nadie sabe exactamente su “estado de cuenta” en el Cielo (pues por más que la persona se esfuerce por hacer cosas buenas, no puede saber a ciencia cierta cuál es el peso que tuvieron sus acciones no buenas), es más que recomendable que la persona tome “con las dos manos” cada oportunidad que le brinden del Cielo para poder ayudar.
Y si bien es menester revisar que uno está realmente ayudando con aquello que hace – y no causando un perjuicio en lugar de un beneficio – más vale mayoritariamente equivocarnos por compadecer de más, que equivocarnos por querer ser supuestamente justos y compadecer de menos.
Y como siempre decimos, con la regla con la cual uno mide y se comporta hacia los demás, con la misma regla nos miden y se comportan hacia nosotros desde el Cielo.
Grandes enseñanzas de los Sabios de Israel y sus explicaciones
Por el Rabino Richard Kaufmann