Para Tí….
Si realmente existieras,
o aceptaras nuestra existencia,
Alma amada,
que fácil sería poder verte o sentirte,
cuan corto, sutil y amoroso
nuestro camino y vuelo serian .
Aun, cuando te extiendo mi mano,
aunque mi corazón se expande,
mi conciencia se eleva y te busca,
y silenciosamente te llamo,
no me ves, no me escuchas,
tu temor, tu ego es más grande
que todo aquello que podrías comprender.
Cuando juego y bailo en nuestro jardín,
aunque tu ausencia es presente
tu ser, que es el mío también,
siempre estará presente.
Es tan grande mi amor por ti Padre
Que puedo sutilmente fluir en medio
de todas las encarnaciones
recordar, recordar, y aceptar,
que el temor y la inconciencia
han estado siempre presentes
el abandono y el facilismo,
una constante.
Oh Padre, solo Tú puedes comprender,
que nuestro jardín es Tu jardín,
donde el aroma fresco de las rosas,
sus múltiples colores y aromas
en medio de los canticos de los ruiseñores
que buscan con alegría su diario alimento,
la brisa fresca que roza mi rostro
me invita a seguir danzando,
puedo mirarte, sin dolor ni resentimiento,
porque solo cuando la conciencia descansa en el Corazón,
donde fluye solo el amor dispuesto, siempre a esperar por ti,
con la seguridad de que en algún momento,
escucharas, recordaras, y conscientemente,
con tu corazón rebosante de alegría,
gratitud y confianza en nuestra verdadera naturaleza,
retornaras a tu hogar, nuestro hogar,
nuestro jardín en el Padre,
con la misión divina cumplida en su voluntad,
realizada en nosotros, en nuestro corazón
y en todos aquellos que en el camino,
irradiados con tu presencia y amor,
tu mensaje entregas, tu luz y tu conciencia
elevándonos al cielo, en compañía de los ángeles
que con sus alas, suaves y hermosas
rozándonos amorosamente,
iluminando el regreso con su luz
a aquellos que realmente creen
sin duda en sus corazones,
que siguen su verdad,
su convicción interna,
su verdadera identidad,
su origen, su naturaleza.
Si eres tú,
ahí estaré,
si eres tú,
en el Padre fundidos
con nuestras manos entrelazadas,
nuestros corazones fundidos en El,
en amor y en consciencia,
libres de las ataduras humanas
de los temores y las programaciones,
uno en ti Padre, como en el principio,
nuestro corazón, nuestro ser,
Uno en ti Padre.