El oro del avaro
Un avaro vendió todo lo que tenía de más y compró unas piezas de oro. Tras admirarlas hasta el aburrimiento las enterró en la tierra, a orillas de una vieja pared.
Todos los días iba a mirar el sitio donde había enterrado sus monedas. Uno de sus vecinos observó sus frecuentes visitas al lugar y decidió averiguar qué pasaba. Pronto descubrió el tesoro que estaba ahí escondido. Cavó y tomó las piezas de oro, robándoselas al avaro.
En su siguiente visita, el avaro encontró el hueco vacio y se lamentó amargamente. Entonces otro vecino, al enterarse del motivo de su queja, lo consoló diciéndole:
– Amigo, da gracias de que el asunto no es tan grave. Ve, lleva una piedra y colócala en el hueco. Imagínate que el oro aún está allí. Para ti será lo mismo que sea o no sea el oro, ya que de por sí nunca hubieras hecho ningún uso de él.
Valoremos las cosas por lo que sirven, no por lo que aparentan.
Este cuento anónimo está incluido en el libro “365 ideas para cambiar tu vida” de Francesc Miralles.