Enseñanza Espiritual del Árbol

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Estos fantásticos seres además nos enseñan lecciones espirituales cuando sabemos conectarnos con ellos e interrelacionarnos con su desarrollo. Enraizados fuertemente en las entrañas de la Tierra, ellos crecen buscando el cielo, estableciendo una maravillosa conexión entre el Cielo y la Tierra y a la vez perteneciendo a ambos. Responden a las estaciones del año, reposando adormecidos en invierno para prepararse a su renacimiento en la siguiente primavera, repitiendo este ciclo año a año…un proceso por el cual nosotros también transitamos cíclicamente., La magia de los árboles es única y debemos fomentar una armoniosa relación con ellos, pues son nuestros hermanos y al igual que nosotros están vivos y sienten. Tratemos de preservarlos y protegerlos, y en caso de necesidad de cortar una de sus hojas o ramas enlacémonos con su Esencia, pidamos permiso y agradezcámosles de corazón. Reconéctate con la naturaleza pues en su sabiduría yacen los cimientos de nuestro aprendizaje.

Cuando caminamos entre los árboles en un parque o un bosque, podemos llegar a sentir la energía que desprenden. Los celtas creían que cada árbol poseía un espíritu sabio y que sus rostros podían verse en la corteza de sus troncos y sus voces escucharse en el sonido de las hojas moviéndose con el viento. Los árboles nos ayudan a establecer contacto con el poder de la naturaleza, nos dan herramientas para sanarnos, relajarnos, fortalecernos, cargarnos de energía vital y son portadores de los mensajes de la Madre Tierra. . Existen cada vez más personas que han comprobado los beneficios de abrazar los árboles. Contrario a lo que nos pasa al abrazar personas, donde podemos notar pérdidas de energía debido a factores emocionales, con un árbol siempre notaremos que nos carga, nunca que nos descarga. No olvidemos que todo ser vivo es energía, y al igual que nosotros, los árboles tienen la suya propia, muchas veces entramos en sintonía y sentimos como fluye expresando nuestra sensación de bienestar, tranquilidad, serenidad, etc.

El árbol al igual que las personas está emitiendo vibraciones energéticas constantemente y son perfectamente asimilables por el ser humano, se pueden absorber y podemos beneficiarnos de sus efectos. La energía emanada por los árboles, al igual que la humana, es invisible al ojo físico, es lo que conocemos como aura, que solo se percibe sensitivamente. Debido a que la extensión energética de los árboles es más o menos grande, bastará penetrar en su radio de acción para sentir su emanación áurica, la cual percibiremos en mayor o menor intensidad dependiendo de las características de cada árbol y su situación ambiental. Este tipo de energía se absorbe con el simple hecho de pasear por un bosque. Al hacerlo escoge algún árbol que te llame la atención; conscientemente puedes aumentar la captación de energía regulando tu respiración a un ritmo tranquilo y profundo, y si quieres profundizar tu conexión con el árbol puedes hacer contacto físico con él; a través de las manos podemos realizar una captación más consciente, son una zona muy sensible a la emisión y captación vibratoria ya que en la palma existen varios puntos de entrada y salida de energía. La posición más conveniente es la de seguir las grietas o fisuras de la corteza en el sentido que las presenta el árbol. También podemos establecer el contacto con el árbol por la parte central de la espalda, recorriendo la columna vertebral, ya que se encuentra el canal energético principal del cuerpo. Apoyando esta zona en el tronco del árbol absorberemos la energía que emana.

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1.- Camina entre los árboles y elige el que más llame tu atención.

2.- Acércate a él, obsérvalo y capta su energía, no trates de analizarlo mentalmente o de establecer un vínculo emocional. Sólo nota su tono vibratorio…

3.- Tócalo con tu mano izquierda al mismo tiempo que cierras los ojos. Reconoce su fuerza y su influencia en el entorno. Observa si es un árbol solitario o un pastor de árboles que tiene influencia sobre el colectivo. Capta si su energía es curativa, o si es protectora y amorosa, o si es sabia, o si es imponente en todo ese territorio o de cualquier otro tipo. Acepta esa energía sin más y pregúntate si deseas recargarte a ti mismo con esa fuerza.

4.- Establece contacto con la energía del árbol mediante tu corazón energético. Vacía tu ruido interno, fluye en el amor y escucha al árbol. Capta su espíritu. Preséntate con tu nombre y entra en un espacio donde la comunicación es energética y no sonora. Puedes pedir consejo sobre cualquier situación que necesites, cargarte de energía, relajarte o aceptar su sabiduría.

5.- Escucha con tu corazón, da las gracias, levántate y despídete poniendo tu mano derecha sobre su tronco. camina por el bosque dando gracias desde tu corazón por ser escuchado

En la práctica de Yoga, existe la asana (postura) llamada Vrksasana, también conocida como la postura del árbol, la cual es una asana que transmite una sensación de equilibrio contigo mismo y que fortalece la confianza en tu cuerpo, con la que se experimenta una sensación de equilibrio y armonía muy intensas que no sólo te hará sentir fuerte y seguro, sino que en equilibrio con el Yin y el Yang. En las técnicas orientales, como el chi-kung, hay una postura que se llama “abrazar el árbol”. Esta posición estática alinea todos los huesos del modo más eficaz posible.

Jesús estuvo en el monte de los olivos.

Buddha se iluminó bajo una higuera.

A los cátaros les gustaban las acacias.

Los Druidas preferían la fuerza masculina del roble para usar su sabiduría.

Los jóvenes enamorados buscaban el tilo para confiar sus intimidades amorosas porque representaba el vigor de Venus.

 

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